lunes, 21 de noviembre de 2011

Mitos de la inversión extranjera. El caso de los hidrocarburos en Bolivia

CEDIB y OMAL-Paz con Dignidad

La privatización de la industria petrolera boliviana fue posible por una inocultable victoria ideológica del neoliberalismo que pregonó, y aún lo sigue haciendo, las bondades de la inversión extranjera, y paralelamente denigró el rol del Estado en las actividades productivas, particularmente en las actividades de extracción de recursos naturales; sancionando su “intrínseca ineficiencia” y su “congénita corrupción”.

Con fuerte apoyo de los organismos internacionales lograron imponer a los políticos y gobernantes de turno la idea que los bolivianos no pueden ni deben gestionar sus recursos naturales y que la mejor manera de hacerlo es recurriendo a la inversión extranjera.

¿Cómo lo hicieron? Recurriendo a mentiras simples pero efectivas, como lo demuestra la presente cartilla. En lo referente a la industria petrolera, por ejemplo, mintieron en el número de pozos perforados y las reservas descubiertas, mintieron en los costos de producción y en las utilidades recibidas por las empresas, etc. Mentiras que de tanto ser repetidas crearon verdaderos mitos. Como ese que indica que las transnacionales son necesarias e imprescindibles para el país, que son las únicas capaces de realizar inversiones riesgosas, inversiones que el país no tiene y qué además permitieron descubrir las enormes reservas de gas. O el otro que dice que las transnacionales aplican tecnología de punta, son eficientes, cumplen con las leyes, son transparentes y para nada corruptas. O aquel que señala que la exportación de gas natural facilita el abastecimiento del mercado interno. O el que indica que el cobro de regalías e impuestos “elevados”, genera pérdidas a las empresas, ahuyenta a los inversores y perjudica el desarrollo de la industria.

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