domingo, 9 de junio de 2013

Algunas notas sobre el Informe Desarrollo Humano de Naciones Unidas 2013

El mundo nunca ha producido tanta riqueza como hoy. Si estuviera distribuida de forma igual, una familia media (a nivel mundial, dos adultos y tres hijos) podría disponer de unos ingresos de 2.850 dólares al mes.

Unas relaciones mundiales cambiantes. En estos últimos treinta años los países del sur están volviendo de forma notable a la escena mundial. En 1980 su participación en la producción mundial era solo del 33%. En 2010 alcanzaba ya el 45%. Durante este periodo se duplicó su participación en el comercio mundial, que pasó del 25% al 47%. El aumento más rápido se produjo en las inversiones extranjeras, del 20% al 50%.

Los países del sur también han estrechado fuertemente sus relaciones. La parte del comercio sur-sur en el total del comercio mundial aumentó entre 1980 y 2011, y pasó del 8% al 27%.

La pobreza extrema. Los cambios de las relaciones mundiales y el aumento de las relaciones sur-sur tienen unas consecuencias radicales para la pobreza. Entre 1990 y 2008 descendió la pobreza extrema (1,25 dólares al día) y pasó del 36% al 19% de la población mundial. En cifras absolutas se trata de una disminución de 620 millones de pobres 13. Esta considerable mejora se debe en gran parte a China. Solo este país ha sacado a 510 millones de sus habitantes de la pobreza y el resto del mundo a 110 millones. Es interesante comprobar que esta mejoría no se produce por una extensión de las políticas neoliberales, como pretenden los grandes medios de comunicación.

Los grandes logros de Venezuela y Cuba en el Desarrollo Humano. El índice de desarrollo humano es un instrumento bastante eficaz para medir el desarrollo social de un país. En las décadas de 1980 y 1990 el desarrollo social del resto de América Latina era más de tres veces mayor que el de Venezuela. Esto cambió rápidamente en cuanto Hugo Chávez se convirtió en presidente. El desarrollo social ascendió en vertical y rápidamente aumentó una vez y media más rápido que en el resto del continente. En el caso de Cuba no solo sorprende el crecimiento rápido de su IDH sino, sobre todo, su magnitud o, mejor, la constatación de que este desarrollo es anormalmente elevado en relación a la base económica.

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