lunes, 27 de agosto de 2018

BRIGADAS A COLOMBIA: EL PAÍS REAL




Conxi Olid (Barcelona) Pau Vendrell (València) - CEDSALA

Recorrer con la Red de Hermandad y Solidaridad (REDHER) el centro oriente colombiano ha implicado abrir los ojos a realidades que, o bien no conocíamos, o bien conocíamos parcialmente. Ha supuesto adentrarnos en procesos políticos de gran magnitud, porque desde pequeñas comunidades se hace frente a los grandes poderes del Estado o de las multinacionales. Observar y aprender de la organización en los resguardos indígenas como el de Wacoyo, en Puerto Gaitán; admirarnos con la capacidad de resiliencia de las mujeres en asentamientos como el de La Bendición o Mi Nueva Esperanza, en Yopal y en Pore; compartir la lucha obrera en plantas petroleras como las de Tauramena, y resituar nuestra mirada ante los movimientos de resistencia del campesinado que no resigna en Caño Seco o Saravena. Rendirnos ante la dignidad que demuestran poblaciones como La Salina o los activistas que homenajean a los asesinados de Caño Limón. Encontrarnos con realidades para nosotros nuevas, como la protección del territorio y el paisaje que protagoniza el campesinado próximo a los páramos en el Cocuy o Tutazá, así como la revuelta ante el desastre ecológico que impulsan los vecinos y vecinas del vertedero de Doña Juana en Ciudad Bolívar, y ante el desastre social que luchan para revertir los jóvenes de Soacha…

Este es el país real. La Colombia viva, que no sucumbe ni ante la crudeza de su situación, ni ante las amenazas del Estado, del paramilitarismo o de las grandes multinacionales frente a cuyos intereses choca su propia existencia. Nuestra impresión es que esta Colombia real está demasiadas veces obviada, invisibilizada. Que el ámbito urbano olvida al rural, que las clases pudientes apartan su mirada de la pobreza en masa del propio país, que se pasa de largo ante el problema de la sobreexplotación de los recursos naturales (verdadera riqueza del país, junto con su gente), de su privatización para negocio de unos pocos, y de la destrucción de los ecosistemas que dan vida a esa Colombia diversa que también hemos conocido y apreciado.

Internacionalismo significa algo tan sencillo como encontrar el sustrato de aquello que nos es común a las gentes que vivimos artificialmente alejadas por fronteras inventadas a sangre y fuego. Es observar y comprender el denominador común de nuestras luchas, a pesar de que nos separen océanos, e implicarnos en la batalla por la dignidad, el respeto y la justicia social en nuestros pueblos. En ello nos hemos intentado aplicar como internacionalistas en esta Caravana que en 2018 ha organizado Redher. Una iniciativa encomiable que nos ha permitido captar los diferentes acentos de Colombia, las variadas y comunes problemáticas y las vías de solución que con imaginación y empoderamiento se encuentran, las similitudes y divergencias entre formas de vida y de entender el mundo… En definitiva, la diversidad de un país, Colombia, que nos ha acogido sin identificarnos por nuestra nacionalidad, nuestra lengua o nuestro tono de piel. La Colombia real, diversa y luchadora por un presente y un futuro mejor para sus gentes.

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