Discurso
Quiero
comenzar, agradeciendo a la Red por la Paz y el Desarrollo de
Guatemala, el recnonocimiento del premio Gisella Paz y Paz y Jorge
Rosal por la Paz y el Desarrollo y que tanto supone para mí.
Este
reconocimiento lo quiero compartir con todas las personas de la
Solidaridad Española, con los compañeros de Cedsala, comité al que
pertenezco y con los de la Coordinadora del Estado Español de
Solidaridad con Guatemala, a través de la cual juntos empezamos en
los primeros años de la década de los ochenta a unir esfuerzos para
la coordinación de los comités de solidaridad del Estado Español
con el pueblo guatemalteco en su lucha revolucionaria.
Son
muchos los años que han pasado desde nuestro primer viaje a este
querido país que nos atrapó desde el primer momento, porque
conocimos la verdadera Guatemala, la de los golpes de Estado, la de
las masacres, la de la población indígena sin derechos, la de la
violación de los derechos humanos. Y también la de la eterna
primavera, llena de colores, volcanes y lagos que contrastaba con la
de la tierra arrasada y empezamos a amarla.
Eran
tiempos de una dictadura férrea y opresora en los que había mucha
gente en Guatemala luchando y dando su vida por conseguir una
Democracia Real con Justicia Social. Gente admirable por su entrega y
valentía.
Quiero
señalar tres aspectos en relación al reconocimiento que recibo:
El
primero sería qué significa para mí la solidaridad:
Según
Tomas Borges: “La solidaridad es la ternura de los pueblos”.
Personalmente he procurado aportar mi pequeño grano de arena y para
mí siempre ha sido en momentos difíciles un eje muy importante en
mi vida.
Comencé
en los años ochenta con Centroamérica, la Revolución Sandinista,
El Salvador, Palestina, Cuba, Colombia… el trabajo de la
solidaridad ha ido cambiando según necesidades y propuestas, pero a
pesar de las dificultades siempre he seguido fiel y volcada en
Guatemala.
En
vuestro país he vivido, soñado, vibrado y querido a tanta y tanta
gente, que por eso, al recibir este reconocimiento, pienso que es un
regalo que no tiene precio porque es algo que no se puede comprar.
Recibir un premio por algo que me ha dado tantas satisfacciones es
muy gratificante.
El
segundo aspecto a reseñar es que, qué mejor regalo podía recibir,
que el reconocimiento Gisella Paz y Paz y Jorge Rosal, que yo conocí
como Chayo.
Qué
podría decir de Gisella, esa mujer de apariencia fragil pero fuerte
en la realidad, sensible, acogedora y siempre dispuesta a darlo todo
por su país.
De
Chayo, su entrega, su generosidad y su entusiasmo. A pesar de las
muchas dificultades de su trabajo en Europa, él siempre estaba
dispuesto a dar lo mejor de sí mismo.
Gisella
y Chayo, a través de ellos, mis vínculos con Guatemala se hicieron
más intensos, no solo compartimos ideales políticos, sino afectos
que perduran en el tiempo.
Y
en tercer lugar, están
las amigas y los amigos que, a través del tiempo, en la solidaridad,
he ido forjando.
Brigadas
de solidaridad, giras de las organizaciones populares, mayas,
políticas y sociales, coordinadoras europeas, encuentros…
Discutíamos y a la vez disfrutábamos, pasando a ser grandes amigos.
Y como no, recordar nuestra presencia en los Acuerdos de Paz, en los
que queríamos testimoniar nuestra solidaridad con el pueblo de
Guatemala y felicitarle por lo que se había conseguido después de
tanto esfuerzo y sacrificio.
Es
verdad que no se ha conseguido lo que se esperaba y mucha gente ha
perdido la ilusión, pero hay que seguir luchando por el cumplimiento
y dependerá de la presión y movilización que se haga para
conseguirlo, porque como bien dicen las Madres de Mayo “la única
lucha que se pierde es la que se abandona.”
Y
entre tantos amigos, quiero recordar y agradecer a Rodrigo Asturias
“Gaspar Illom” su gran papel en la lucha por la consolidación de
una sociedad justa, participativa y democrática y por el cariño
que siempre nos demostró, así como al Comandante Rolando Moran.
A
Mª Rosa y Piero grandes amigos italianos, que fueron tan dignos
antecesores en este premio y los amigos que les acompañan, Ines y
Mario.
Mª
Luisa y Antonio, Lola, Sotchil, Sandino y Rodrigo, Manuela, Silvia,
Paco Ortega, Olga Ruiz, Henry, Jose Luis, compañeros del CUC, de
URNG, compañeros del F.N.L y demas organizaciones de la sociedad
civil.
A
todas las amigas y amigos, que habéis venido y a los que no han
podido venir, deciros que os quiero mucho, y nunca he entendido a los
que dicen que amigos de verdad solo hay, dos o tres en la vida, yo
tengo muchos y daría todo por ellos, sabéis que podéis contar
conmigo.
Todos
estos pensamientos y recuerdos los sigo teniendo presentes y aunque
estamos viviendo tiempos muy difíciles, tenemos que seguir luchando
por un futuro que queríamos y seguimos queriendo distinto.
Y
aunque estamos atravesando tiempos duros y no sea la hora de los
utópicos, sigo creyendo en la utopía.
Para
terminar quiero leeros una frase del Che Guevara, que, por mucho que
la leo, no deja de emocionarme.
‘Sobre
todo sean siempre, Capaces de sentir en lo más hondo, Cualquier
injusticia cometida, Contra cualquiera,, En cualquier parte del
mundo’.
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