domingo, 25 de mayo de 2014

Carmen Salavert Mención a la solidaridad



Discurso

Quiero comenzar, agradeciendo a la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala, el recnonocimiento del premio Gisella Paz y Paz y Jorge Rosal por la Paz y el Desarrollo y que tanto supone para mí.

Este reconocimiento lo quiero compartir con todas las personas de la Solidaridad Española, con los compañeros de Cedsala, comité al que pertenezco y con los de la Coordinadora del Estado Español de Solidaridad con Guatemala, a través de la cual juntos empezamos en los primeros años de la década de los ochenta a unir esfuerzos para la coordinación de los comités de solidaridad del Estado Español con el pueblo guatemalteco en su lucha revolucionaria.

Son muchos los años que han pasado desde nuestro primer viaje a este querido país que nos atrapó desde el primer momento, porque conocimos la verdadera Guatemala, la de los golpes de Estado, la de las masacres, la de la población indígena sin derechos, la de la violación de los derechos humanos. Y también la de la eterna primavera, llena de colores, volcanes y lagos que contrastaba con la de la tierra arrasada y empezamos a amarla.

Eran tiempos de una dictadura férrea y opresora en los que había mucha gente en Guatemala luchando y dando su vida por conseguir una Democracia Real con Justicia Social. Gente admirable por su entrega y valentía.

Quiero señalar tres aspectos en relación al reconocimiento que recibo:

El primero sería qué significa para mí la solidaridad:
Según Tomas Borges: “La solidaridad es la ternura de los pueblos”. Personalmente he procurado aportar mi pequeño grano de arena y para mí siempre ha sido en momentos difíciles un eje muy importante en mi vida.

Comencé en los años ochenta con Centroamérica, la Revolución Sandinista, El Salvador, Palestina, Cuba, Colombia… el trabajo de la solidaridad ha ido cambiando según necesidades y propuestas, pero a pesar de las dificultades siempre he seguido fiel y volcada en Guatemala.
En vuestro país he vivido, soñado, vibrado y querido a tanta y tanta gente, que por eso, al recibir este reconocimiento, pienso que es un regalo que no tiene precio porque es algo que no se puede comprar. Recibir un premio por algo que me ha dado tantas satisfacciones es muy gratificante.

El segundo aspecto a reseñar es que, qué mejor regalo podía recibir, que el reconocimiento Gisella Paz y Paz y Jorge Rosal, que yo conocí como Chayo.
Qué podría decir de Gisella, esa mujer de apariencia fragil pero fuerte en la realidad, sensible, acogedora y siempre dispuesta a darlo todo por su país.
De Chayo, su entrega, su generosidad y su entusiasmo. A pesar de las muchas dificultades de su trabajo en Europa, él siempre estaba dispuesto a dar lo mejor de sí mismo.

Gisella y Chayo, a través de ellos, mis vínculos con Guatemala se hicieron más intensos, no solo compartimos ideales políticos, sino afectos que perduran en el tiempo.

Y en tercer lugar, están las amigas y los amigos que, a través del tiempo, en la solidaridad, he ido forjando.

Brigadas de solidaridad, giras de las organizaciones populares, mayas, políticas y sociales, coordinadoras europeas, encuentros… Discutíamos y a la vez disfrutábamos, pasando a ser grandes amigos. Y como no, recordar nuestra presencia en los Acuerdos de Paz, en los que queríamos testimoniar nuestra solidaridad con el pueblo de Guatemala y felicitarle por lo que se había conseguido después de tanto esfuerzo y sacrificio.

Es verdad que no se ha conseguido lo que se esperaba y mucha gente ha perdido la ilusión, pero hay que seguir luchando por el cumplimiento y dependerá de la presión y movilización que se haga para conseguirlo, porque como bien dicen las Madres de Mayo “la única lucha que se pierde es la que se abandona.”
Y entre tantos amigos, quiero recordar y agradecer a Rodrigo Asturias “Gaspar Illom” su gran papel en la lucha por la consolidación de una sociedad justa, participativa y democrática y por el cariño que siempre nos demostró, así como al Comandante Rolando Moran.

A Mª Rosa y Piero grandes amigos italianos, que fueron tan dignos antecesores en este premio y los amigos que les acompañan, Ines y Mario.

Mª Luisa y Antonio, Lola, Sotchil, Sandino y Rodrigo, Manuela, Silvia, Paco Ortega, Olga Ruiz, Henry, Jose Luis, compañeros del CUC, de URNG, compañeros del F.N.L y demas organizaciones de la sociedad civil.
A todas las amigas y amigos, que habéis venido y a los que no han podido venir, deciros que os quiero mucho, y nunca he entendido a los que dicen que amigos de verdad solo hay, dos o tres en la vida, yo tengo muchos y daría todo por ellos, sabéis que podéis contar conmigo.

Todos estos pensamientos y recuerdos los sigo teniendo presentes y aunque estamos viviendo tiempos muy difíciles, tenemos que seguir luchando por un futuro que queríamos y seguimos queriendo distinto.
Y aunque estamos atravesando tiempos duros y no sea la hora de los utópicos, sigo creyendo en la utopía.

Para terminar quiero leeros una frase del Che Guevara, que, por mucho que la leo, no deja de emocionarme.

Sobre todo sean siempre, Capaces de sentir en lo más hondo, Cualquier injusticia cometida, Contra cualquiera,, En cualquier parte del mundo’.